Residencia 2017 otorgada por el Ayuntamiento de València en el Teatre el Musical.
Residencia Altaveu 2019-20 otorgada por el Consorcio de museos de la Comunitat Valenciana.
Una residencia para abordar y elaborar a través de la mediación cultural cuestiones invisibilizadas en relación con el género y la privación de libertad de las mujeres en diferentes ámbitos: físico, psicológico y social. Los resultados parciales fueron mostrados a través de una puesta en escena performativa.
Este proyecto integra diferentes fases de trabajo:
Durante la residencia se abarcó la primera fase, parte de la segunda y de la tercera. Actualmente, el proyecto se encuentra en la segunda fase aunque al finalizar la residencia se realizó una puesta en escena con los resultados parciales obtenidos hasta el momento.
Se crearon cuatro grupos de mujeres procedentes de diferentes colectivos y con diferentes casuísticas que aportaban diversidad y riqueza al proyecto: mujeres masoctemizadas, otras con traumas psicológicos moderados o que habían estado en prisión, mujeres inmigrantes, violencia de género, diversidad física, en exclusión social, mujeres que simplemente tenían un interés personal o profesional por este tipo de trabajo, etc.
En todas las sesiones se trabajó a partir de un detonante artístico o literario (un poema, una obra de arte, un vídeo, etc.) que provocaba unas emociones en las participantes. Se descubrieron manifestaciones artísticas y literarias representativas de la identidad femenina.
Posteriormente se realizaban ejercicios físicos preparatorios para seguir con unas dinámicas corporales procedentes de la danza y el teatro que permitían que fuera el cuerpo quien pronunciara esas emociones sentidas para representar nuestra identidad a través de la metáfora. La danza sirvió como herramienta para verse e identificarse, poniendo en crisis a cada uno de los participantes ante las propuestas con las que debía enfrentarse.
Se ha trabajado con objetos como herramientas de apoyo al acto escénico. Los objetos son una tipología dentro del universo del teatro de títeres que busca la desestructuración de la realidad y de las palabras. Objetos que habitualmente están disociados y no se encontrarían pero que mantienen una memoria y una simbología. Objetos cotidianos que con su manipulación permiten jugar con las inquietudes y emociones: Espejos, bandejas, cintas aislantes, utensilios de cocina (platos, botes, ralladores, cucharas, sartenes…), telas (yute, licra, mantas, sábanas, toallas), ropa (bolsos, zapatos, vestidos), cosméticos, etc.
La mayoría de las sesiones fueron grabadas en audio y vídeo. De esta forma, el proceso creativo quedó embalsamado y susceptible de ser utilizado durante la muestra performativa. Pero la imagen y el sonido no solo documentan de forma objetiva, sino que transmiten ideas y sensaciones, por lo que el audiovisual puede convertirse en otro "actor" sobre el escenario. La finalidad de estas grabaciones eran dobles: por un lado tener las sesiones documentadas y poder trabajar en la segunda fase con toda la información y experiencias vividas. Por otro lado, para disponer de material para mostrar en la puesta en escena.
Esta forma de socializar en una práctica escénica contemporánea, va más allá de la representación y de la catarsis, ya que busca un diálogo entre la mujer y la sociedad a través de la escena.
La importancia de este proyecto radica en el proceso, no en el resultado. Por eso, la parte de mediación ha ocupado gran parte de la residencia.
La puesta en escena consistió precisamente en mostrar parte del proceso de una forma performativa.
Todo el proceso se grabó en vídeo y en fotografías. El 11 de septiembre del 2020 se inauguró una exposición en el Centro del Carmé que recogió todo el trabajo realizado durante la edición del 2019. Tour virtual a la exposición